martes, 4 de enero de 2011

La Navidad especial.

Érase una vez, en una Navidad muy lejana, había un niño llamado Tim, que lo quería todo para él y era un poco malo.

Tim era muy avaricioso, aun teniendo en cuenta que en esa época los juguetes eran muy escasos. Tim en el cole tenía pocos amigos.

Un día, Tim llegó a casa. Ese día había acabado el cole. Iba a entrar en su casa cuando vio que la puerta estaba cerrada, porque tenía las llaves puestas por dentro. Como su casa era pequeña, con ladrillos casi saliéndose, los escaló y entró por la ventana, y vio a sus padres enfermos, tirados en el suelo. Tim, preocupado, llamó al vecino de al lado, porque sabe que es enfermero. El vecino le dice que sus padres tienen el “constipado navideño”. Tim, preocupado, pregunta:
–¿Y qué es eso?
–Un constipado muy grave –dice el doctor.
–¿Y se puede curar? –dice Tim.
–No, a no ser que les estés cuidando hasta que se les pase –dijo el doctor.

Tim no para de trabajar por ellos. Les hacía la cena, la comida, el desayuno y las tareas de la casa. Sus padres estaban cada vez peor, así que por la noche pidió un deseo a una estrella.
–Por favor, cura a mis padres. A cambio no me traigas nada por Navidad, por favor.
La estrella brilló muy fuerte y Tim se durmió.


Cuando despertó, sus padres estaban sanísimos, y no le importó nada no tener juguetes. Ese día, Tim aprendió la lección de su vida: la felicidad no se consigue a través de los juguetes sino de la salud de tu familia.

FELIZ NAVIDAD.
Realizado por: Gonzalo Gómez

5 comentarios:

  1. Cuidado con utilizar distintos tiempos de narración, presente y pasado, cuando escribe el mismo narrador y especialmente en el mismo párrafo. Excepcionalmente se puede utilizar en algunas figuras literarias, pero es arriesgado. Lo mejor es que la narracíon sea verbalmente coherente en los tiempos.
    El relato, como cuento de Navidad, es excelente. No tiene nada que envidiar a Dickens, incluso en la lección final.

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  2. Tim aprendió que la salud no tiene precio, y también que las personas son más importantes que las cosas. Perder a un familiar o a un amigo es mucho más doloroso que perder un juguete o cualquier otro objeto. Y aprendió también a sacrificar algo de uno mismo, a cambio del bienestar de otras personas.
    Un cuento de Navidad digno de Charles Dickens, en efecto, o también como la excelente película en blanco y negro de Frank Capra “¡Qué bello es vivir!”, donde una estrella brilla en el cielo cada vez que un ángel se gana sus alas con una buena obra en la tierra.
    Felicitaciones a los narradores navideños de esta clase del JC.

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  3. ¡Mis felicitaciones más calurosas!

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  4. Muchas gracias a todos y en especial a Charo

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  5. Es bonito pero lo de los padres es un poco triste.

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